Es la biblioteca virtual que recoge los libros publicados y los libros inéditos del escritor guatemalteco Pablo Moraga (Guatemala, de la Asunción 1962)así como textos sueltos que se van construyendo.
Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación de] amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua.
Fragmento Asunción de tí, Mario Benedetti
Pero nunca será. Tú no eres ésa, yo no soy ése, ésos, los que fuimos antes de ser nosotros. Eras sí pero ahora suenas un poco a mí. Era sí pero ahora vengo un poco a ti. No demasiado, solamente un toque, acaso un leve rasgo familiar, pero que fuerce a todos a abarcarnos a ti y a mí cuando nos piensen solos.
Círculo Cerrado
Aunque las mujeres de hoy no lo crean necesario siempre hay círculos abiertos que es necesario cerrar. Es uno de aquellos ritos que solían existir entre hombres y mujeres. Si el círculo andaba por ahí distraído se le llamaba a la mesa y la mujer decía al hombre con suma gravedad Mi amor, ya no lo quiero.
Si el hombre tenía la fortuna de tener a mano un buen ron ante tremenda aseveración necesita el sabor de la caoba el palo blanco los guayabos en flor para soportar tan tremendo dolor.
Y luego que todo el licor inundaba su boca con el sabor de los maderos. También solía decir en tono grave aunque no era cierto: Yo tampoco te quiero, mi amor.
Y el círculo abierto infinito inocente que anda por ahí distraído eterno, desde ese momento se convertía en un círculo cerrado.
1 comentarios:
muy equilibrado, me deje guiar por el texto y tiene buenos contrapesos, por cierto buen ritmo de las palabras.
pd
tiene razón "la interacción hace que lo humano no muera"
prometo no juro, regresar por más lecturas
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