Aunque ustedes no lo crean,
o me acusen de machista
por defender el derecho de los hombres
a sufrir.
Dirán algunas
¿Cómo no pobrecitos?
Pero también tenemos derechos
a comprarnos una yerbera y ponerla encima del escritorio
a plantar flores en diciembre y no en abril
Sufrimos
porque tienen sexo desde su escritorio
por Internet,
con un tipo que se encuentra
al otro lado del mundo y que les escribe
- Tócate el centro de tu cuerpo
que no importa que yo viva en Bohemia
Me tocaré el mío –
Sufrimos de que a las once de la mañana
Ustedes estén acostadas virtualmente con un Checoslovako
que se toca efusivamente frente a un computador.
Sufrimos por unas cosas tan simples
como el carrito de hierro que nunca tuvimos,
por la chica que a los quince años nos dijo que no,
por el amor que nunca vamos alcanzar.
No hemos entendido
que somos pequeños seres terrestres,
atrapados en la angustia existencial
De querer ser únicos
en una época que el amor es de muchos.
Pablo Moraga