Aunque las mujeres de hoy
no lo crean necesario
siempre hay círculos abiertos que
es necesario cerrar.
Es uno de aquellos ritos que solían
existir entre hombres y mujeres.
Si el círculo andaba por ahí
distraído
se le llamaba a la mesa
y la mujer decía al hombre con suma gravedad
Mi amor, ya no lo quiero.
Si el hombre tenía la fortuna
de tener a mano un buen ron
ante tremenda aseveración
necesita el sabor
de la caoba
el palo blanco
los guayabos en flor
para soportar tan tremendo dolor.
Y luego que todo el licor
inundaba su boca con el sabor de los maderos.
También solía decir en tono grave
aunque no era cierto:
Yo tampoco te quiero, mi amor.
Y el círculo abierto infinito
inocente que anda por ahí distraído
eterno,
desde ese momento se convertía en
un círculo cerrado.
Círculo cerrado
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